Delirium Tremens
Una mancha de vino en el mantel. Recuerdo que una botella se había derramado, no una copa, sino una botella entera, dejando un reguero como un río de sangre bañada en alcohol. Mi propia sangre, quizá.

Noto el frío de las baldosas atravesando la camisa, puedo sentirlo en los pulmones, en mi aliento. Mi mirada está fija en algún punto de la habitación: la cortina necesita un zurcido urgente, hay una moneda de veinte al lado del ficus. ¿De dónde ha salido el ficus?

La botella de vino. Vuelvo una y otra vez a ella. Ahí está la clave de mi situación actual, en esa botella de la que sólo alcanzo a ver una mancha en el mantel. Chianti, huele a Chianti, seguro. Claro que el olor viene de mí. Creo que soy parte de la maldita mancha.


Noto humedad y dolor en la mano derecha: cristales, seguro, clavados hasta el nervio.¿Podía seguir moviendo los dedos? Sí, allí estaban, amarillos como los recordaba. Mañana mismo dejaré de fumar. Igual que la semana pasada. Miro mi muñeca, lo que se suponía que era una manga de camisa blanca, impoluta, muestra ahora un sospechoso color carmín. ¿Me habían besado allí o me había limpiado un beso? ¿Quedaría más rastro de ella?¿De ellas? Fuera quién fuera, no sigue aquí. Siempre huyen. Yo también lo haría.

Me atraviesa un recuerdo como un rayo...celebraban, celebrábamos, algo. Gente que ríe. Más botellas vacías.
Quizá no. Bebían, bebíamos, para olvidar algo. Gente triste. Más botellas vacías.

Consigo levantarme y la visión de mi piso convierte el martilleo de mi cabeza en un dolor constante, sordo. Nada está donde debiera estar. La nueva decoración, sin embargo, parece interesante. Podría ponerle nombres raros a esas sillas sobre el sofá. Dejaré el mantel con la mancha. Arte moderno. Paisajes interiores. Bobadas.

Me planteo la ducha como acto de purificación de excesos, pero, mientras vendo mi mano, a la luz de la ventana, decido que nada limpia mejor que el sol mojado en alcohol. No me cambio de ropa, para qué, es mi uniforme de guerra y llevo corbata. Gafas de sol. Para que no me vean mirar.

Sentado en la terraza, cerveza en mano, observo a la gente pasar. Quiero ser el padre de familia que saca al niño y al perro a pasear. Los tres con correa. Quiero ser el estudiante ejemplar que vuelve a casa, carpeta en mano, con mucho estudiado y poco aprendido. Quiero ser el kioskero, repartir noticias y no ser parte de ellas. Quiero cambiar. Quiero redención.

Pero ya tendré tiempo para todo eso- sonrío al leer el mensaje recién llegado a mi móvil- de momento esta noche seguiré manchando manteles. Mañana será otro día.


Mj

Esto y más en Cuentacuentos


7 Responses
  1. Cuervo Says:

    pedazo de borrachera que se pilló el muchacho este... y claro, pa que va a ducharse... bueno doctora
    nos leemos!!!!


  2. Carabiru Says:

    Jajajaja, qué bueno, menudo crápula el prota no?

    Impresionante.

    Me ha encantado leer lo que ha brotado de la mancha que derramé, jejejeje.

    Salu2


  3. Popi Says:

    Prepárate que hoy vengo con mala leche. Uh!:P
    Que no, si lo que tenía que decir ya lo dije, para qué repetirse, verdad?
    Sólo pasaba para decirte que a mí sólo me quedan tres días y medio. Llegaré doctora, o mejor me chuto dopamina?
    :P


  4. Anónimo Says:

    Eso me ha recordado a aguna de las fiestas a las que he asisido (sin corbata ni camisa blanca, por cierto).
    Me ha gustado mucho desde la perspectiva en que lo has escrito; las palabras y frases bien utilizadas y el sarcasmo.
    Felicidades por tu relato.
    Un 10 mínimo!

    Hell.


  5. Klover Says:

    Se va dejando, se va dejando...y al final no cambiará...pero que siga manchando manteles si disfruta con ello.

    Un abrazo


  6. Pugliesino Says:

    Nada limpia mejor que el Sol mojado en alcohol. Frase que creo refleja una fracción del tiempo que tan bien consigues detener en tus palabras. No pasa, no transcurre apenas, una mirada casi perdida intentando ubicarse gira alrededor de un aroma italiano. No es la Toscana sino una habitación en donde la luz del Sol acude a bañarse en el pasado, en un futuro incierto, impregnado en alcohol. El sonido de un móvil le rompió la burbuja devolviéndole poco a poco a la sonrisa de asfalto.
    Un abrazo!
    Mae mia que horas son estas!


  7. Anónimo Says:

    Cuando las personas se dejan llevar suelen pasar cosas como estas...

    Si es que el alcohol es malo Mj!! Nadie te lo ha dicho?? Alcohol kk!!!

    jijii... Me ha gustado mucho.

    Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.