La mirada que le devolvió el espejo no era la suya. Tras los últimos días había decidido darse un respiro de sí misma y, dispuesta a romper con parte de su vida anterior, en un momento de catarsis, se había comprado unas lentillas.
Y allí estaba ella, con unos rápidos movimientos aprendidos en la óptica, colocándose aquellas nuevas lentillas azules, cambiando sus ojos por los de aquella extraña que sonreía desde el otro lado del espejo.
Y salió con su alquilada nueva belleza a descubrir el mundo desde aquel bonito color prestado.
Y lo que vio, teñido de azul, fue un mundo que no le gustaba. Quizá por casualidad, quizá por serendipia a partir de aquel momento sólo veía el lado amargo de la vida.
En la pareja que se regalaba besos en un banco del parque ahora sólo veía desconfianza en sus juegos de manos, dudas en sus palabras, la sombra del desamor.
Los niños con los que se cruzaba caminaban hacia un futuro incierto, por un camino lleno de peligros que amenazaban con acabar con su infancia.
Los coches se lanzaban en busca de gente a la que atropellar.
Y esa misma gente mataba, robaba, engañaba, sufría.
Desde esos ojos que ahora paraban el mundo, que despertaban piropos, sólo veía lo peor de cada uno, que se iba entrando por sus retinas y avanzaba hasta rellenarle por completo las venas, hasta pararle el pulso.
Nadie podía intuir lo que le pasaba, el cambio que se forjaba en su interior. Se iba apagando poco a poco mientras aquellas lentillas cada vez refulgían más en aquel precioso azul. Y no se atrevían a preguntarle, porque toda su viveza dio paso a una languidez desconocida que les asustaba.
La mirada que le devolvió el espejo no era la suya. Aquella mirada, llena de tristeza no era la que le había acompañado hasta entonces. Y, sin embargo, no podía deshacerse de ella. Ahora que había descubierto la tristeza del mundo, era otra. Era parte de esa tristeza.
Había desterrado al azul para dar paso al negro original, pero ya era demasiado tarde.
El camino de regreso a la normalidad parecía haberse desteñido.
Sólo podía hacer una cosa…y en el escaparate estaba aquella oferta de lentillas verdes…sólo quedaba sitio para la esperanza.
Y allí estaba ella, con unos rápidos movimientos aprendidos en la óptica, colocándose aquellas nuevas lentillas azules, cambiando sus ojos por los de aquella extraña que sonreía desde el otro lado del espejo.
Y salió con su alquilada nueva belleza a descubrir el mundo desde aquel bonito color prestado.
Y lo que vio, teñido de azul, fue un mundo que no le gustaba. Quizá por casualidad, quizá por serendipia a partir de aquel momento sólo veía el lado amargo de la vida.
En la pareja que se regalaba besos en un banco del parque ahora sólo veía desconfianza en sus juegos de manos, dudas en sus palabras, la sombra del desamor.
Los niños con los que se cruzaba caminaban hacia un futuro incierto, por un camino lleno de peligros que amenazaban con acabar con su infancia.
Los coches se lanzaban en busca de gente a la que atropellar.
Y esa misma gente mataba, robaba, engañaba, sufría.
Desde esos ojos que ahora paraban el mundo, que despertaban piropos, sólo veía lo peor de cada uno, que se iba entrando por sus retinas y avanzaba hasta rellenarle por completo las venas, hasta pararle el pulso.
Nadie podía intuir lo que le pasaba, el cambio que se forjaba en su interior. Se iba apagando poco a poco mientras aquellas lentillas cada vez refulgían más en aquel precioso azul. Y no se atrevían a preguntarle, porque toda su viveza dio paso a una languidez desconocida que les asustaba.
La mirada que le devolvió el espejo no era la suya. Aquella mirada, llena de tristeza no era la que le había acompañado hasta entonces. Y, sin embargo, no podía deshacerse de ella. Ahora que había descubierto la tristeza del mundo, era otra. Era parte de esa tristeza.
Había desterrado al azul para dar paso al negro original, pero ya era demasiado tarde.
El camino de regreso a la normalidad parecía haberse desteñido.
Sólo podía hacer una cosa…y en el escaparate estaba aquella oferta de lentillas verdes…sólo quedaba sitio para la esperanza.
Mj
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Soy la primera? :)
Como siempre vuelas por el cielo de lo original! (dios...que frase mas rara...) En fin que sea como sea siempre te sales de la norma...siempre sorprendes...
A ver si con las lentillas verdes tiene mas suerte!
Un besito!
Me ha encantado. Tanto por la "ida de olla", como por la originalidad, como por su sensibilidad^^ Chapeau!
Un besote azul,
Mun Light Doll
PD: Si es que por algo yo siempre abogo por el color de ojos natural... ;)
Anda que si las lentillas verdes son las de la verdad!!!!!
Jajajaja ¡por serendipia no hemos coincidido! Estuve a punto de escribir sobre una chica que se compraba lentillas de otro color. El año pasado me compré unas marrones porque quería parecer un miembro de mi familia de una vez por todas (son todos morenos menos yo T_T) y me sorprendió lo mucho que se horrorizó todo el mundo con el cambio... menos mi padre, que por fin veía algo suyo en mí... aunque fuera de plástico, jeee
¡Que original! Así que el alma reside en los ojos...y en los colores. Muy bueno el detalle del verde esperanza, me encantó. Me ha gustado mucho.
Un saludo,
Pedro.
Pd: La frase vale para el tabaco, el alcohol, el azúcar, escribir... elige tú el vicio :)
Qué bueno!!
Voy a responder a tu relato con un pedacito de una canción gallega (tranquila que traducida... jejeje):
"ojos verdes son traidores; azules son mentirosos y los negros y acastañados son firmes y verdaderos". Con eso te lo digo todo... ;)
Y mira que a mí me encanta el azul (celesteee jejeje), pero para las cosas materiales, los ojos castaños (ya sean los míos o los de cualquiera) no los cambio por unos azules!!
Besossssssssssssss
Un relato muy chulo
curioso en ti porque este es especialmente reflexivo... aunque tu sensibilidad ya ha quedado patente en otros muchos.
La metáfora es simplemente preciosa.
un beso bonita
Un final muy esperanzador (cómo no podía ser de otro modo) para un relato más que interesante. Felicidades Mj.
Un saludo.
La esperanza es lo único que nos salva de estar del otro lado del muro, de la otredad, del suicidio. Hay que luchar hasta el final de las fuerzas para evitarlo.
Ojalá me encuentre unas lentillas verdes o me quede ciega antes de mi futuro incierto.
Beso "Doctolla" que ya tienes título.
El de ESCRIPONTÁNEA que es como te llamaré desde ahora, te lo envío en este comentario con todos los honeres, después de registrar la palabra, eso si. ESCRIPONTÁNEA -Dícese de MJ la escritora más espontánea.
Yudenia
Primero, por si no te lo dije antes:
Pedazo espacio, me encanta la imagen de la cabecera!!
Segundo, qué historia tan original!!! me ha encantado el detalle de las lentillas, un verdadero puntazo, sí señor.
Salu2
xD Apuesto a que tus ojos son verdes. ¿QUé te han hecho los ojoazulosos?
bss
por cierto, los míos son marrones... qué hago con eso?
Me gusta, tu relato, tendríamos:
Lentillas verdes o rosas para los pesimistas
Rojas para noches de pasión, si ya se sabe...todo es según color con que se mire. Salu2.
Desde luego has escrito un relato interesante y original que te hace reflexionar.
Tengo una amiga que no es recista ni homófoga ni nada, pero el color de los ojos, eso si es muy importante para ella. No quiere nada con los ojos claros, ya sean verdes o azules. (Supongo que habrá tenido alguna mala experiencia que la ha marcado depor vida).
Un abrazo.
Gracias a todos :)
joer brian mira la foto del perfil...yo soy as brown as you :P
Buenooo!! Adoro el viernes!!! Aunque fuera arda la gente bajo los 40º de rigor aquí me tienes ratón en ristre,teclado corredor, pantalla antigua y este loki en ruta que no por La Mancha pero si por Cuentacuentos!! eMJiiiiiiiiiii tarde pero llegoooo!!! Y a ti no te afecta nada eso de ser Dra ehh? Escribes igual de bien!! El verde esperanza, esa faceta desconocida del azul,la transparencia del negro, fantástica descripción y visión del mundo a través de una lentilla. Un paseo, tan solo un paseo para descubrir que es en su interior en donde debe mirar sin lentilla alguna la busqueda de toda ilusión, de toda la fuerza que por momentos fue perdiendo mientras veía en el azul del cielo las nubes de tristeza. Y es que el verde esperanza es el color de tus historias.
Un abrazoo!
Lo mejor es quedarte con la mirada y los ojos de siempre. Yo creo que si me pusiera lentillas azules me asustaría mirarme al espejo...
¡A por el verde a ver qué resultado da! Me ha gustado el final... como que siempre hay esperanza (aunque yo no esté del todo de acuerdo con eso...)
¡besotes de fresas!
Escripontánea?! dónde andas?
Quiero saber algo???
Besin
Yudy