In the morning...
Tienen las mañanas en la ciudad feliz un sabor especial.
No sólo porque tenga todo el tiempo del mundo para ellas( y, si no lo tengo, me lo invento), sino porque estamos en la época adecuada para ello: los niños pequeños van de aquí para allá en busca de entretenimiento. Los estudiantes van o vuelven de los exámenes o de fingir que estudian. Los trabajadores, aprovechan los descansos para café hasta el último sorbo mientras debaten el mejor lugar para las vacaciones y los jubilados pasean bastones y calvas sin importarles nada más.
He aprovechado para quitarme de encima las deudas que tenía por apuestas...nada de carreras de caballos, eso no se estila.... He conseguido saldar 2 de 3, no está mal. La tercera se me resiste, pero tengo varias vías para saldarla.
Aquí sí hace calor y no hay horario de feria, como la ciudad de la que he huído. Esto sí que son vacaciones: colarme en otra parte de mi edificio para poder usar el ascensor panorámico y verlo todo desde las alturas y comprar gominolas justo antes de la hora de comer.
Además, esta mañana me he dado cuenta de que últimamente sólo me enamoro de:

1. Dependientes de librerías
2. Cantautores americanos muertos: